Organización Socialista Libertaria (OSL)
El anarquismo no es una bella fantasía sacada de la
imaginación de un filósofo, sino un movimiento social de la
masas trabajadoras. Por eso debe reunir a sus
fuerzas en una organización general que trabaja constantemente,
según las necesidades de la realidad y la estrategia
de la lucha de clases sociales.
Dielo Truda
Una práctica política eficaz exige, por lo tanto, el
conocimiento de la realidad (teoría) la postulación
armónica con ella de valores objetivos de transformación
(ideología) y medios políticos concretos para lograrla
(práctica política). Los tres elementos se funden en una
unidad dialéctica que constituye un esfuerzo por la
transformación social que el partido postula.
Federación Anarquista Uruguaya
Como resultado de la primera sesión de nuestro Congreso, celebrado en julio de 2023 en la ciudad de São Paulo, declaramos fundada la Organización Socialista Libertaria (OSL).
La OSL es una organización anarquista brasileña creada por el grupo de núcleos que componían la Federação Anarquista do Rio de Janeiro (FARJ, estado de Rio de Janeiro), la Organização Anarquista Socialismo Libertário (OASL, estado de São Paulo), la Rusga Libertária (RL, estado de Mato Grosso), el Colectivo Mineiro Popular Anarquista (COMPA, estado de Minas Gerais), así como individuos de otros lugares de Brasil. Nuestro objetivo es ser una organización de ámbito nacional y, por lo tanto, fomentar nuevos núcleos en todo Brasil.
La elección de este nombre es un homenaje a la que fue la primera organización nacional del anarquismo especifista brasileño: la antigua OSL, que actuó entre 1997 y 2000, y cuyo nombre fue utilizado posteriormente por la militancia paulista de la misma corriente, en un proceso que terminó hace más de 15 años. En la actual OSL hay militantes que formaron parte de esas dos iniciativas anteriores.
En este Manifiesto presentamos nuestras referencias y orígenes, además de resumir nuestros principios y concepciones.
NUESTRAS REFERENCIAS POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS
Cuando decimos que somos una organización anarquista, tenemos una noción muy precisa de lo que es el anarquismo basada en un análisis de su historia global a lo largo de los últimos 150 años.
El anarquismo es una ideología o doctrina política, una forma libertaria, antiautoritaria y revolucionaria de socialismo que pretende movilizar a las clases oprimidas - asalariados/as urbanos y rurales, campesinos/as, pueblos tradicionales y marginados/as - mediante una estrategia determinada, para llevar a cabo una revolución social que genere una nueva sociedad basada en el socialismo, la autogestión, el federalismo, la igualdad y la libertad.
Apoyado en una concepción ética, el anarquismo parte de una crítica social de todas las formas de dominación - económica, política, intelectual-moral y, por lo tanto, de clase, pero también de género, raza, etnia, nacionalidad, etc. Su objetivo es una sociedad socialista, autogestionaria, federalista, igualitaria y libertaria, en la que ya no haya clases ni dominación, en la que la propiedad sea colectivizada, el propio pueblo se autogobierne y una cultura congruente sirva de base a todo este proyecto de socialización generalizada.
Los medios para lograrlo implican la constitución de una fuerza social combativa y clasista, basada en este grupo de sujetos oprimidos, que pueda intervenir en la lucha de clases a través de procesos que implican: el aumento de la participación militante, la construcción desde la base, el fomento de la lucha consciente y el compromiso voluntario, la independencia frente a los enemigos de clase y sus estructuras. [OSL, "Definiendo el anarquismo"].
El anarquismo no surgió de reflexiones puramente filosóficas e intelectuales, sino como expresión ideológica y doctrinal (acción y pensamiento, práctica y teoría) de un sector de los movimientos obreros y populares comprometidos en la lucha de clases del siglo XIX. Se consolidó con la fundación de la Alianza, primera organización política anarquista de la historia, que, a través de órganos secretos y públicos, actuó e influyó decisivamente en la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT o "Primera Internacional", 1864-1877).
El principal militante de la Alianza fue Mijaíl Bakunin (1814-1876), cuyas posiciones pueden entenderse como una radicalización del socialismo federalista de Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865). Participando en estos movimientos y luchas populares, Bakunin y otros aliancistas -como James Guillaume (1844-1916), Adhémar Schwitzguébel (1844-1895) y Giuseppe Fanelli (1827-1877)- contribuyeron decisivamente a configurar el anarquismo, tanto en el plan teórico como en el práctico.
A lo largo de los años 1870 y las décadas siguientes, las posiciones anarquistas se extendieron por los cinco continentes del mundo. En esta difusión fueron importantes tanto la influencia de sus dos grandes clásicos, Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin (1842-1921), como sus experiencias sindicalistas revolucionarias, que inspiraron la creación, el fortalecimiento y la radicalización de sindicatos y movimientos sociales.
La participación significativa de los anarquistas en los movimientos populares tuvo lugar en diferentes países, como Rusia, Ucrania, España, Bulgaria, Estados Unidos, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Sudáfrica, Egipto, China, Japón, Corea y Australia. También tuvo lugar en casi todos los países latinoamericanos: Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Bolivia, Nicaragua, México, Costa Rica, Ecuador, Colombia y Cuba.
Históricamente, el anarquismo se ha mantenido a lo largo del tiempo en distintas partes del mundo, en momentos más y menos vigorosos, entre flujos y reflujos, sin llegar a desaparecer. Esta ideología o doctrina ha ocupado un lugar destacado en los sindicatos y movimientos sociales, y ha influido en ellos de manera significativa. [Corrêa, Bandera Negra]
Sin embargo, no basta decir que nuestra organización es anarquista. Porque a lo largo de su amplia historia, el anarquismo ha convivido internamente con muchos debates y divergencias, que incluso han establecido sus grandes corrientes: el anarquismo de masas y el anarquismo insurreccionalista.
En términos más amplios, nos afiliamos a la corriente histórica del anarquismo de masas, cuya estrategia principal fue el sindicalismo revolucionario. Esta afiliación se explica por el hecho de que: defendemos la organización (dualismo organizativo) frente a las posiciones anti-organizativas, que se oponen a la organización y llaman a la acción individual o de pequeños grupos informales; defendemos el posibilismo (luchas por reformas dentro de ciertos marcos estratégicos como camino a la revolución) frente a las posiciones anti-posibilistas, que afirman que las luchas por reformas sólo fortalecen la sociedad capitalista; defendemos la necesidad de la violencia (el pueblo en armas, insurrecciones, lucha avanzada, etc.) vinculada y concomitante a los movimientos de masas, frente a las posiciones que ven en la violencia un desencadenante (propaganda por el hecho), afirmando que actos aislados y restringidos de violencia pueden producir movimientos de masas y revolucionarios.
En términos más concretos, por nuestra perspectiva organizativa, nos insertamos em el dualismo organizativo, es decir, a la expresión histórica del anarquismo en la que militantes y organizaciones reivindicaban la necesidad de una organización simultánea a nivel político-anarquista (organización política o partido) y a nivel social-popular (organización popular de masas). Esta expresión resonó en distintas partes del mundo, incluido el Sur global, proporcionando la creación de organizaciones anarquistas como el Partido Liberal Mexicano (en 1906, en México), la Sociedad de Compañeros Anarco-Comunistas (en 1914, en China), la Federación Anarco-Comunista Búlgara (en 1919, en Bulgaria), el Partido Comunista [Libertario] (en 1919, en Brasil) y la Federación Anarco-Comunista Argentina (en 1935, en Argentina).
En el dualismo organizativo, nuestras principales referencias históricas se encuentran entre los militantes que defendieron formas homogéneas y programáticas de organización anarquista (especialmente el plataformismo y el especifismo), frente a formas heterogéneas y flexibles (como en el caso del sintetismo).
Las referencias centrales para nosotros son: Bakunin, sus reflexiones sobre el dualismo organizativo, la experiencia de la Alianza a partir de 1868, especialmente su trabajo en la Internacional; Errico Malatesta (1853-1932), sus reflexiones sobre la organización anarquista (llamada por él "partido anarquista"), sobre la participación anarquista organizada en movimientos sindicales, antifascistas o insurreccionales, así como las experiencias que construyó: Partido Anarquista Socialista Revolucionario (1891); Partido Anarquista de Ancona (1913); Unión Anarquista (Comunista) Italiana (1919/20).
Fundamental, también, para nuestra organización es el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero -que incluía a Nestor Makhno (1888-1934), Piotr Arshinov (1887-1937), Ida Mett (1901-1973), Jean Walecki (1905-?) y Maxime Ranko (1905-1952)-, que editaba la revista Dielo Truda y, en 1926, publicó la "Plataforma Organizativa de la Unión General de Anarquistas".
Reivindicamos el plataformismo, especialmente algunas de sus expresiones, como la Federación de Anarco-Comunistas de Bulgaria (FAKB), activa entre los años 20 y 40 en Europa del Este, y el "Manifiesto Comunista Libertario", redactado en 1953 por Georges Fontenis en Francia. Del mismo modo, reivindicamos el especifismo latinoamericano de los años 60 y 70: en Uruguay, con la experiencia de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU); en Argentina, con la experiencia de la organización Resistencia Libertaria (RL).
NUESTRA TRAYECTORIA EN BRASIL Y ALGUNAS INDICACIONES
En Brasil, la trayectoria de nuestra militancia se remonta al proceso de apertura política tras la dictadura militar. En ese contexto, el anarquismo se estaba reorganizando y algunos de nuestros militantes más antiguos formaron parte de este proceso en las décadas de 1980 y 1990, especialmente en Río de Janeiro y más tarde en Río Grande do Sul y São Paulo.
Además de muchas actividades en el campo popular (barrial, estudiantil y sindical), estos militantes contribuyeron a diferentes iniciativas en el campo anarquista. Entre otras, mencionamos: en Río de Janeiro, el Círculo de Estudios Libertarios (CEL, 1985-1991), y su sucesor, el Círculo de Estudios Libertarios Ideal Peres (CELIP, 1995-actualidad) y el boletín/revista Libera (a partir de 1991) - periódico anarquista de mayor tirada ininterrumpida en la historia de Brasil.
Esta militancia más antigua estuvo directamente involucrada en los primeros contactos con la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), en los vínculos entre la FAU y el anarquismo brasileño (a mediados de la década de 1990), en la formación de la Construcción Anarquista Brasileña (1995) y en la redacción del documento "Lucha y Organización" (1996) - proceso que fundó el anarquismo especifista en Brasil.
También contribuyó a la construcción de la Organización Socialista Libertaria (1997-2000), la mencionada organización nacional pionera del anarquismo especifista brasileño, y de la tendencia Resistencia Popular en diferentes estados (desde 1999); participó en la fundación y en las luchas de la Federación Anarquista Gaucha (FAG, desde 1995), de la Federación Anarquista de Río de Janeiro (FARJ, desde 2003) y del Foro del Anarquismo Organizado (FAO, desde 2002).
Esta militancia también formó organizaciones anarquistas en São Paulo (Lucha Libertária, Organización Socialista Libertária) y Mato Grosso (Rusga Libertária); construyó la red de apoyo de la FARJ - que ayudaron a las articulaciones en varias províncias y a la fundación o refundación de organizaciones en São Paulo, Ceará, Santa Catarina y Paraná (entre 2008 y 2011); coordinó el acercamiento y la entrada de esta red en el FAO (entre 2009 y 2011); participó del FAO y en la preparación de la fundación de la Coordinación Anarquista Brasileña (CAB, 2012). [OASL/FARJ, "Elementos para uma Reconstituição Histórica de Nossa Corrente"].
Entre 2012 y 2022, los militantes que ahora forman parte de la OSL integraron diferentes organizaciones locales de la CAB, colaboraron en el desarrollo de estas organizaciones y de la propia CAB.
Aunque todas estas iniciativas de las últimas décadas han sido obra de un grupo mucho más amplio de militantes, podemos decir sin miedo que hemos jugado un papel significativo en todas ellas. Así que, modestamente, estamos orgullosos de haber contribuido, en Brasil, a los éxitos y fracasos del establecimiento, crecimiento y desarrollo del anarquismo en general, y del anarquismo especifista en particular.
En la OSL, ya estamos trabajando para promover cuatro objetivos que, desde nuestro punto de vista, han sido fundamentales para la construcción de nuestra corriente anarquista en Brasil:
En primer lugar, ampliar sus actividades más allá del campo cultural e invertir, sobre todo, en la construcción y participación regular y permanente en los movimientos populares (sindicatos, movimientos barriales, movimientos estudiantiles, movimientos agrarios, movimientos campesinos, movimientos indígenas y otros), buscando influir en las luchas sociales de masas desde dentro, con un programa claro y definido. Intervenir en la realidad social brasileña y desempeñar un papel en la configuración de una izquierda, construida desde dentro de los movimientos y no desde los partidos tradicionales (especialmente el Partido de los Trabajadores y sus satélites), a través de una perspectiva de base, clasista, combativa, de acción directa, independiente, autogestionaria, federalista y revolucionaria.
En segundo lugar, formar una fuerza política real, que no sólo contribuya a las luchas de las clases oprimidas, sino que sea reconocida por otras fuerzas políticas y en los movimientos populares, que pueda desarrollar políticas de alianzas y atraer a los trabajadores a la lucha. De alguna forma, trabajar para devolver al anarquismo su posición histórica de herramienta activa de intervención en las luchas de los trabajadores, y construir un proyecto revolucionario de poder popular capaz de transformar la sociedad brasileña.
En tercer lugar, romper con el principismo (purismo que nos impide actuar en la realidad tal y como es, y por tanto articular adecuadamente principios y práctica política) y la iconoclasia (centrarse en escandalizar estéticamente a la sociedad, en lugar de transformarla) y reconocer así que la realidad tiene ciertamente muchos problemas, pero es la que debemos tratar concretamente. Nuestros principios tienen que guiar nuestras acciones, pero tenemos que saber movernos políticamente en esta realidad concreta y material (que no es un mundo idealizado). Es esencial dejar de lado el anarquismo que se limita a un "estilo de vida" y actuar como "un pez en el agua" entre los/as trabajadores/as, es decir, como trabajadores/as y entre trabajadores/as.
En cuarto lugar, abandonar definitivamente la sintetismo en favor de una posición organizativa homogénea y programática, con unidad teórica, ideológica y práctica, con responsabilidad y disciplina colectivas. Para ello, es esencial separarnos de los individualistas y centrarnos en los trabajadores con un perfil militante diferente. Queremos construir un perfil de compromiso con la lucha y las demandas colectivas, y evitar la proximidad a ideas y prácticas muchas veces próximas al liberalismo, aunque se autodenominen anarquistas.
Al mismo tiempo, hemos incorporado a nuestra organización cinco puntos que, para nosotros, resumen las lecciones que hemos aprendido a lo largo de estos casi 30 años de actividad anarquista especifista en Brasil.
En primer lugar, desde nuestra creación hemos conseguido avanzar y acumular, aunque sea entre flujos y reflujos, aunque tengamos que tener en cuenta que nuestro proyecto es a largo plazo. Avanzar realmente requiere acumular aprendizaje, mirar atrás en el tiempo y ver que la estrategia avanza. También requiere madurez, tanto individual como colectiva. Hay que respetar el aprendizaje acumulado colectivamente, así como la militancia que lleva esta acumulación.
En segundo lugar, la unidad no puede construirse con falta de respeto al aprendizaje acumulado colectivamente; la unidad no puede construirse con autonomismo regional/estatal y particularismo exagerado en la práctica, ni con negligencia y pluralismo incoherente en la teoría. Es imprescindible construir una cultura política y organizativa que no sea la del conflicto, la desconfianza, la falta de respeto, las acusaciones, las amenazas implícitas de escisiones y las disputas innecesarias, pero que al mismo tiempo no fomente la permisividad, que acepta las incoherencias, los problemas y las actitudes poco éticas. Debemos fomentar la libertad de pensamiento, el respeto a las posiciones minoritarias y que la educación preceda al castigo.
En tercer lugar, una organización política nacional sólo puede construirse pensando nacionalmente y en unidad. Esta organización sólo puede impulsar un proyecto nacional si logra crecer y diversificarse en las regiones y estados. Así es necesario superar la cultura de los pequeños grupos de afinidad personal y promover una cultura política y organizativa que busque permanentemente la unidad teórica y estratégica, basada en la autogestión de base y en mecanismos federalistas que construyan el todo a partir de las partes. Las partes no pueden ser autónomas entre sí y ajenas a la construcción del todo. Y esta construcción del todo debe hacerse de abajo hacia arriba.
En cuarto lugar, crecer y diversificarse a nivel nacional requiere crear las condiciones para ello. Requiere un proceso de ingreso adecuado - sin militantes que van y vienen - y la lógica de los círculos concéntricos - que permita la permanencia de militantes en diferentes condiciones. También requiere un acompañamiento y una formación política adecuados. Es fundamental poder transmitir a los nuevos militantes los conocimientos prácticos acumulados y los debates históricos, y no descuidar la formación y la orientación práctica. No debemos guiarnos sólo por la búsqueda de un crecimiento numérico apresurado, sin organicidad.
En quinto lugar, no se puede avanzar en un proyecto nacional sin una evaluación crítica del pasado y una línea para el presente y el futuro. No se puede construir poder popular sin trabajo e inserción social -luchas de masas e influencia anarquista en esas luchas- ni sin analizar la realidad y aplicar la teoría a la práctica. Una buena práctica requiere una buena teoría, y una buena teoría requiere una buena práctica. Y es que práctica y teoría son inseparables. Quienes desdeñan la práctica no cambian nada en el mundo. Los que desdeñan la teoría hacen las cosas sin saber lo que hacen, y son utilizados constantemente en proyectos ajenos sin ni siquiera darse cuenta.
NUESTROS PRINCIPIOS: BREVE RESUMEN
La OSL se basa en un conjunto de principios -concepciones no negociables que guían permanentemente nuestra práctica política- que expresan nuestras concepciones filosóficas, teóricas, estratégicas, programáticas y organizativas.
Estos principios y concepciones se analizan en profundidad en el documento "Nuestros principios y estrategia general: concepciones filosóficas, teóricas, estratégicas, programáticas y organizativas". Este documento puede ser leído por cualquiera que desee conocer mejor nuestras posiciones. [Leer este documento]
Materialismo/realismo libertario y teoría social libertaria
En cuanto al enfoque teórico-metodológico para analizar la realidad social, hemos adoptado lo que denominamos materialismo o realismo libertario y teoría social libertaria, elaborada principalmente a partir de los clásicos anarquistas. Este enfoque difiere de los supuestos analíticos marxistas, postmodernos, (neo)positivistas y, por supuesto, liberales; no es sinónimo de determinismo económico, ni recomienda ningún pragmatismo de realpolitik que implique abandonar nuestros principios y nuestra identidad política.
En resumen, el materialismo/realismo libertario es un método de análisis a la vez naturalista, realista, experimental, exhaustivo y crítico. La teoría social libertaria es una aplicación concreta de este materialismo libertario para analizar la sociedad. Esta teoría, como conjunto articulado de herramientas conceptuales científicas para la comprensión de la realidad, está vinculada a la ideología o doctrina anarquista y tiene un enfoque estructural/sistémico, apoyando el análisis de las fuerzas en juego (conflictos sociales), las relaciones de poder/dominación y los escenarios en los que estos conflictos tienen lugar.
Este enfoque concilia teoría e historia, estructura social y acción humana, reproducción y transformación social. Propone distinguir, según sea necesario, los hechos de las ideas, los elementos concretos de los abstractos; la estructura, la coyuntura, la acción y el pensamiento/discurso, priorizando los primeros sobre los segundos, según su profundidad e influencia en la realidad social.
Concepto de sistema capitalista-estatista
Desde este enfoque, concebimos la sociedad contemporánea como un sistema capitalista-estatista, un modo histórico de poder/dominación que puede descomponerse analíticamente en tres ámbitos inseparables e interdependientes: económico, político e intelectual-moral (cultural).
Su lógica estructural se basa en la acumulación permanente de capital económico, político e intelectual-moral; su formación social es producto de la lucha de clases (las clases sociales no se restringen al campo económico y a las relaciones de explotación), de cambios y transformaciones coyunturales y estructurales. El capitalismo-estatismo destruye el medio ambiente y los recursos naturales; también incorpora y modifica otras tres formas de dominación estructural: colonialismo/imperialismo, racismo y patriarcado, que son estructuralmente relevantes para su reproducción.
Transformación revolucionaria y socialismo libertario
Apoyamos una práctica política que culmine en una revolución social, aboliendo la sociedad de clases, la propiedad (privada y nacional/estatal) de los medios económicos, políticos e intelectuales/morales, el imperialismo, el racismo y el patriarcado. Tras un periodo de transición -sin capitalismo, Estado y sus instituciones legitimadoras- abogamos por la instauración del socialismo libertario o comunismo, nuestro objetivo último, un modo o sistema de poder que no se base en la dominación.
Será una sociedad ecológica, basada en la igualdad, la libertad y la democracia autogestionaria/federalista. Una sociedad marcada por la socialización de la propiedad de los medios económicos (de producción/distribución), políticos (de administración y control) e intelectuales-morales (de producción y difusión de conocimientos y creencias); en la que las decisiones serán tomadas por los propios trabajadores en sus consejos y asociaciones, en proporción a lo mucho que les afecten las decisiones.
Proyecto de autogestión del poder popular
Abogamos por la construcción del poder popular autogestionado, fundamento de nuestra estrategia general de transformación, como vía para esta transformación. Para lograrlo, es necesario transformar la capacidad de realización de las clases oprimidas en una fuerza social. La forma más adecuada de hacerlo es organizar e involucrar al proletariado, al campesinado y a las demás clases oprimidas en movimientos populares (sindicatos y movimientos sociales) y, además, dar a estos movimientos una dirección estratégica y programática.
En la creación, fortalecimiento y participación en estos movimientos, tenemos que defender ciertas características y formas de promover las luchas, lo que implica: la amplitud y masificación de estos movimientos; sus bases y perspectivas clasistas y combativas; su independencia de clase y su política de acción directa; sus métodos de organización y decisión basados en la autogestión y el federalismo; la construcción de una perspectiva transformadora y revolucionaria, a través de las luchas por reformas y conquistas inmediatas; la unificación de las clases oprimidas, cruzando la lucha clasista con las cuestiones ambientales, de nacionalidad, raza-etnia y género-sexualidad.
Papel de la organización anarquista
En esta estrategia general, el papel de la organización política o partido anarquista es central, puesto que se centra en las masas trabajadoras (clases oprimidas). Lo hace movilizando, organizando e involucrando a los trabajadores en movimientos populares, impulsando y acelerando la conversión de su capacidad de logro en una fuerza social. También lo hace influyendo en los movimientos populares y promoviendo una dirección estratégica y programática (nuestro proyecto de poder popular autogestionado).
La organización anarquista aprovecha la fuerza social de los anarquistas en su acción, y busca influir en los sindicatos y movimientos sociales; al hacerlo, se enfrenta a algunas de sus tendencias, así como a enemigos y adversarios. Promueve la necesidad de la revolución social y del socialismo libertario, buscando que los movimientos y las masas sean los grandes protagonistas de este proceso; descarta los métodos vanguardistas, pues considera que la relación entre anarquistas/partido y movimientos/masas debe ser complementaria, interdependiente y basada en la autogestión (antiautoritaria y no jerárquica, por lo tanto); rechaza las perspectivas "basistas" y el papel de retaguardia.
Concepto de organización anarquista
Reivindicamos una concepción de la organización anarquista: dualismo organizativo - anarquistas organizándose al mismo tiempo como trabajadores, en movimientos populares, y como anarquistas, en una organización política específica. Esto significa mantener la diferenciación entre el nivel social (masas) y el nivel político (cuadros, anarquistas), y la relación descrita anteriormente entre ambos. En el nivel social, nuestra propuesta se acerca a las formas históricas del sindicalismo revolucionario; en el nivel político, tiene referencia a las formas históricas de organizaciones homogéneas y programáticas: el plataformismo y el especifismo.
Somos una organización anarquista de cuadros (minoría activa), que expresa, articula, organiza y coordina posiciones ideológicas y doctrinales (anarquistas) de un sector de las clases oprimidas. Y funciona en torno a cuatro principios organizativos: 1.) Autogestión/Federalismo: decisiones de abajo arriba; delegaciones controladas por la base, rotativas y revocables; círculos concéntricos, consenso/voto; 2.) Unidad teórica e ideológica: línea política clara y unitaria, defendida y promovida por toda la militancia; 3.) Unidad estratégica y táctica: línea programática (estratégica y táctica) clara y unitaria, defendida y promovida por toda la militancia; 4.) Responsabilidad colectiva: cada militante es responsable de la organización y la organización es responsable de cada militante.
NUESTRA MILITANCIA
Hemos fomentado un cierto perfil de militancia, tanto para los que forman parte de la organización como para los que quieren afiliarse. Se trata de militantes (ante todo, trabajadores como los demás, que no necesitan dedicarse a estudios profundos del anarquismo ni ser intelectuales), que tengan condiciones e interés en la militancia anarquista organizada, y que estén dispuestos a participar en la lucha anarquista en el día a día, con trabajo organizativo interno y trabajo social en movimientos populares. En general, son bienvenidas las personas que ya están involucradas en sindicatos, movimientos sociales y luchas diversas, pero también aquellas que estén interesadas en iniciar un trabajo de este tipo.
Nuestra militancia está en consonancia con los principios y concepciones de la organización; desarrolla y sigue un estilo militante y un método de trabajo colectivo. Para ello es necesario adoptar determinadas posturas y descartar otras. Entre las actitudes a adoptar están: fomentar la organicidad, la unidad y la autodisciplina; centrarse en el trabajo constructivo (incidir en la realidad y no sólo criticar o autodiscutir); practicar el trabajo colectivo; participar racionalmente en los debates; desarrollar la capacidad de crítica (respetuosa y constructiva), la autocrítica y el aprendizaje constante; mantener relaciones éticas, de confianza y respeto; promover relaciones sanas entre los militantes y en los espacios de trabajo.
Entre las actitudes a desechar están: la informalidad, el autonomismo, el individualismo y la falta de responsabilidad; los debates basados en el subjetivismo, la crítica irrespetuosa o destructiva; las disputas morales/moralistas; el fomento de un clima de conflicto permanente; la arrogancia, la prepotencia y la autoproclamación; la tolerancia con comportamientos poco éticos; los "linchamientos" y los juicios fuera de nuestro criterio libertario; la vigilancia permanente de la vida privada de los activistas.
¡Ética, compromiso, libertad!
¡Luchar, crear, poder popular!
¡Por el avance del anarquismo organizado en Brasil!
Organización Socialista Libertaria (OSL)
Julio de 2023